viernes, 22 de marzo de 2013

Para vos


Para vos vamos por planes,
por el choripán,
de ninguna manera porque lo creemos
correcto.
Siempre que pensamos una cosa,
estamos adoctrinados
o nos pagan.
Cada vez que hablamos,
estamos enceguecidos.

Para vos no hay libertad de
prensa,
pero ves TN, leés Clarín y escuchás Radio Mitre.
Para vos cada vez que se da una cifra
es el INDEC que miente.
Cada vez que intentamos dar explicaciones,
no las escuchás.
Para vos cuando reclamamos justicia,
dividimos.
Para vos no tenemos derecho
a defender lo que pensamos,
porque somos intolerantes.

Para vos el Gobierno tiene la culpa de la
inflación,
pero pensás que las retenciones
son confiscatorias.
Para vos está mal que aumente el bondi,
pero no que aumente el subte.

Para vos la democracia es algo sublime,
pero pensás que un 55% es dictadura.
Para vos ese  55% es gente ignorante. O peor, pobres.
Para vos vivimos del estado,
cuando el Estado recuperó su deber.
Para vos es bueno que haya una juventud
comprometida,
pero no de La Cámpora.
Para vos  cinco millones de puestos de trabajo
es alimentar vagos.

Para vos escribir “Néstor, te olvidaste
a la Yegua” es un reclamo pacífico.
O “desde que murió Kirchner
duermo tranquila”, un
respeto republicano a las instituciones.

Para vos no tenemos autocrítica,
porque nuestras críticas no son las tuyas.

Para vos los violentos somos nosotros.

miércoles, 29 de febrero de 2012

¿Otra vez niño Mauricio?

Voy a hacerla corta: Macri devolvió los subtes a la Nación. ¿Por qué lo hace si eso está en consonancia con las Constituciones de la Nación y de la Ciudad? ¿Por qué evade nuevamente sus responsabilidades de gestión, por las que tanto lo han votado?

Según él, no quiere ser "cómplice" de la desinversión ni" mentir". Cínico. Está mintiendo al aprovecharse de la tragedia de Once y el impacto político que la oposición quiere que tenga en el Gobierno Nacional; este era el momento indicado para sacarse de encima algo que nunca quiso tener. La desiversión es resposabilidad de él, el mismo que prometió 44 km de subte e hizo, 450 ¡metros! El mismo que aumentó el boleto 127%, el mismo que no inaugura estaciones (terminadas en la gestión Telerman) porque no tiene coches, cuya compra fue el motivo del endaudamiento sideral de la Ciudad.

Al intentar capitalizar políticamente la tragedia de Once, él mismo increpa a la ministra Garré a "no utilizar la seguridad de la gente con fines políticos". Lo aludido es el retiro de la Policiía Federal de las estaciones y dependencias del Subte, pactado en ¡Enero! y prorrogado a pedido de la administración macrista; la misma adminitración que, al cumplir la Nación con el acuerdo, dice que se hace "de un día para otro".

En síntesis, Mauricio se dio cuenta de que lo que tanto reclamó (reclamado, en realidad, por la Ley), el traspaso de los subtes, está más allá de su voluntad política y capacidad de gestión. Ahora huye. E intenta sacar tajada de 51 muertes.

Una cosa más: Mauricio, que Durán Barba te consiga clases de actuación, ya aburrís haciéndote la víctima. Ah me olvidé que Durán Barba tiene causas pendientes. Como vos.

domingo, 15 de enero de 2012

Esperanza

Uno de mis alumnos me preguntó qué era la esperanza. Le contesté: "no sé muy bien; pero creo que debe ser algo parecido a la plena seguridad de que, en cualquier calle del mundo, a cualquier hora, siempre va a aparecer un 115 para llevarme a casa."

miércoles, 16 de febrero de 2011

Cipayos de mierda

¿Escucharon a la oposición argentina, a los medios argentinos, a la oligarquía argentina defender a Estados Unidos contra la Argentina?
Todos estos perversos, con la honrosa excepción de Ricardo Alfonsín, criticaron al Gobierno Nacional por el "trato" con la carga ilegal, que el Gobierno de los Estados Unidos intentaba ingresar en nuestro país. Es el colmo de los vendepatrias: prefieren tirar dardos a la gestión elegida por nosotros que hacer respetar las leyes argentinas. Otra cosa más que pensar en vistas a las elecciones de este año.
Es el colmo del cipayismo, es otro ejemplo de lo que, históricamente, estos grupos han hecho en nuestro país: favorecer los intereses foráneos en desmedro de los nacionales. Arturo Jauretche tenía tanta razón... ¿Acaso Estados Unidos está exento de las leyes de otros países? El imperialismo más flagrante tiene los cómplices de siempre. Hijos de puta.

martes, 8 de febrero de 2011

La inseguridad es una mentira

En una conversación con mis amigos exclamé la frase que titula esta entrada: todos, incluso los que suelen concordar conmigo en materia política y social, se manifestaron inmediatamente en repudio de mi afirmación. El rechazo fue tan inmediato e insistente que no pude esbozar siquiera los argumentos que pretenden sostener (u oportunamente explicar, desarrollar). Para ello escribo esto.

No suelo recurrir a las estadísticas, pero muchos creen que nada mejor que las matemáticas para garantizarnos un grado de certeza mínimamente objetivo.
Ahí van algunos datos, provistos por el Ministerio de Justicia y Seguridad: desde 1991 se advierte una tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes, de 7 a 9 puntos entre 1991 y 2002, con picos en 1997 y 2002. Después, desde 2003, la cifra de 9,20 cayó a 5,26 en 2007. Queda así demostrado que lejos de haber aumentado, la tasa de homicidios dolosos, en 2007 cayó casi a la mitad de las cifras de 1997 y 2002.
Estos datos (que se pueden consultar en http://www.jus.gov.ar/areas-tematicas/estadisticas-en-materia-de-criminalidad.aspx ) refutan definitvamente la creencia general que "la cosa está cada vez peor" o "nos están matando a todos".
Los discursos sobre la inseguridad suelen llevar el mensaje antikirchnerista más o menos explícito: se supone que el Gobierno Nacional no ha hecho nada en la materia y que la infame, abstrusa y fascista oposición tiene la receta mágica de la mano dura y el orden que va a poner a los negros su lugar. Bueno, un análisis serio no sólo muestra que esto es una flagrante mentira sino que las políticas de desarrollo social implementadas hasta el momento son efectivas, incluso, a mediano plazo.
Otros datos, producidos al comparar los índices de delictividad entre los países del continente, muestran que, aún en sociedades cuya estabilidad democrática es sólida, el tema de la inseguridad no está instalado. Argentina tiene uno de los menores índices de América, a la altura de muchos países europeos. Para los que impugnen la fuente de estos datos por ser "oficialista" sigan los enlaces de la página, que llevan a estadísiticas ofrecidas por otros países americanos y las Naciones Unidas.
Sin embargo, "nos están matando a todos" y "no se puede vivir así". Hay que levantar la mirada y prescindir de la casuística de creer que hechos puntuales son regla general.

No estoy diciendo que las muertes que leemos son inventadas por la prensa, estoy afirmando que la inseguridad es un concepto, una sensación en nuestras cabezas y desde allí operamos y vivimos. Si en otros países están peor y la "inseguridad" no existe, no queda más que pensar que la inseguridad es creada. Si los medios están constantemente exponiendo casos delictivos, es inevitable pensar que esos casos inundan la sociedad, simplemente porque inundan la pantalla o las páginas que leemos. El problema es asumir acríticamente que la pantalla y la página es la realidad y no una construcción intencional. En el mejor de los casos, la ilusión de totalidad criminal creada por la recurrencia de ese tipo de escenas es mucho más inverosímil que un dato estadístico.
Hay compatriotas que tienen una necesidad inmensa de buscar algunas objeciones al gobierno de los Kirchner, y lo hacen desde los reclamos previsibles de una derecha llana y con la profundidad de una palangana. Esta derecha, con los medios y las corporaciones a su favor, es poderosa a pesar de lo endeble de sus argumentos. Debemos desenmascararla para mostrar que generar este miedo responde a una estrategia de disputa del poder y no a una "información" o una benevolencia social.
Lo triste es que gente que no pertenece a estos grupos oligárquicos los respalde y les crea ¡y los vote! Su triunfo está basado en hacernos creer que sus aspiraciones e intereses son los de todos.
Este collage macabro que se nos ofrece, alimentado por la tendencia natural a las soluciones fáciles y la identificación histórica de la clase mierda argentina con la burguesía, crea las connotaciones absurdas y falaces que me hacen pensar que cada vez que hablamos de "inseguridad" estamos, al menos, siendo cómplices de una mentira.

Post Scriptum: idiotas diciendo "porque a vos no te pasó" o "ya te va a pasar algo", por favor, absténganse de comentar.

martes, 21 de diciembre de 2010

El porteño barrio de Villa Soldati

El título no es sugerente, es literal. Soy Marcos del porteño barrio de Villa Soldati. Amo a mi barrio, nunca me iré de él salvo por fuerza mayor. Esperé un tiempo prudente para escribir una entrada sobre lo que ha sucedido en las veredas y calles que son parte de mí
Para empezar debo aclarar que no pretendo agotar la complejidad del problema, pero quiero delinear algunos temas que fueron entrecruzándose y que deberían ocupar una entrada cada uno. Pero bueno, basta de preludios y comentemos ciertos puntos.
En primer lugar, resulta inaceptable la toma de predios públicos. No puede dejarse ocupar lo público porque precisamente es de todos. Repudio la idea de lo público que ha imperado desde la mentalidad neoliberal de la privatización: para los neoliberales lo público no es de nadie.
Pero esto lleva a pensar el espacio público desde la lógica del Jefe de Gobierno, Mauricio Macri. Ninguno de los lectores considerará errónea la afirmación que diga que todo esto se permitió porque los terrenos en cuestión se ubican al sur del Sur. Este barrio tan postergado por los sucesivos gobiernos (y cuya postergación se profundizó desde que asumió la gestión actual) no ocupa ni ocupará el interés de Macri como hubiera sido un acampe en Plaza Francia o en cualquier espacio de la avenida Santa Fe hacia el norte.
Esto lleva a pensar que el estado de anomia que cundió por dos días en el Indoamericano fue posible gracias a la deliberada pasividad del gobierno municipal que demostró, una vez más, que su concepto de seguridad (incluida la metropolitana) es sólo para la gente como uno.
Otra veta del asunto es la escalada xenofóbica que desató el ya mencionado. Este episodio no sólo demostró su absoluta impericia, también le sacó la careta. Cuando atribuyó el problema a la "política inmigratoria descontrolada" no sólo omitió que, por los acuerdos firmados, todo ciudadano del Mercosur y sus asociados tienen libre tránsito y trabajo por los países del bloque; sino que quiso eufemizar la xenofobia habitual de la derecha de las soluciones fáciles y violentas. Los mismos prejuicios tienen mis vecinos que cortan Lafuente y Cruz pero, por suerte, son tan pocos que su discriminación no alcanza a hacerse sentir, salvo cuando políticos demagogos y fascistas retoman las razones injustas con las que sostienen sus justos reclamos.
Por último me parece que se debe atacar a los organizadores de todo esto. Nadie discute que hay punteros movilizando gente, tanto de políticos locales como de los delincuentes de las villas. En este combo explosivo quedan atrapados los inmigrantes quienes, atraidos por nuestra economía en acelerada expansión y las políticas sociales de las que me siento orgulloso, caen en la delictividad de la que son responsables los violentos que los organizaron. Otros violentos fueron enviados a atacarlos: los sectores de las hinchadas de Boca, Nueva Chicago y Huracán que responden a Cristian Ritondo (oriundo de Mataderos y jefe de la bancada PRO en la Legistatura, sin mencionar a su jefe político Miguel Ángel Toma, con evidentes lazos con Eduardo Duhalde y obvio pasado (¿?) menemista) dispararon armas de fuego contra los ocupantes en evidente gesto intimidatorio.
Un detalle más: saqueos en Soldati para Diciembre. ¿Les suena? Sí, nueve años atrás caía el gobierno de Fernando de la Rúa con un evidente beneficiario político: sí, Eduardo Duhalde, pontificando desde Miami.
El círculo cierra señores y señoras. No hay ser funcionales a este intento desestabilizador de la mafia duhaldista que la mafia, la xenofobia y la inoperancia macrista contribuyó a agrandar. Soldati es un barrio olvidado por aquellos que se llenan la boca hablando del Sur, especialmente Macri y Santilli. Las soluciones fáciles nuevamente a la orden del día: la represión reclamada al Gobierno Nacional expresa, por enésima vez, una concepción violenta del orden y una incapacidad para resolver los asuntos de una Ciudad que ojalá abra los ojos y los oídos de cara a las elecciones del año que viene.

viernes, 29 de octubre de 2010

Soy kirchnerista

No me hice kirchnerista desde que murió Néstor, lo era desde antes, creo que desde mucho antes. Sin embargo es la primera vez que lo digo, lo sostengo, lo asevero, lo afirmo, lo aserto, lo profiero, lo exclamo, lo aseguro, lo proclamo, lo manifiesto con la intensidad suma de la que mi pluma es capaz.
He leído muchos textos, he escuchado muchas declaraciones y he mantenido muchas conversaciones que versaron sobre los méritos (y deméritos) de la presidencia de Néstor Kirchner y del kirchnerismo en general, por lo que procuraré omitir detalles del modelo al que adhiero y me concentraré en las experiencias que me hicieron pensar en el título de esta entrada.

Los que me conocen saben que me confieso marxista. Siempre acusé al peronismo (por lo menos el más ortodoxo e histórico) de haber edulcorado y narcotizado a la clase obrera dentro de un modelo capitalista que por más distributivo que fuera, subsumía al obrero a la injusticia del capital. Además Perón fue milico y anticomunista y en los setenta entregó a la izquierda del movimiento al nefasto de López Rega, todas en contra.
Este antiperonismo enraizado en lecturas, filosofías e ideologías no me permitía hasta ahora reconocerme adherente a una fuerza nacida de las filas del justicialismo. Pero el miércoles 27 de Octubre de 2010 estuve en la Plaza.
Ahí respiré Pueblo. Esa categoría tan bastardeada, dudosa, nebulosa, invocada (muchas veces sin derecho) y vaciada de sentido se materializó. Material y concretamente compañeros y compañeras. La vi, la sentí, la toqué, la olí, la escuché. Se supone que Kirchner puso al Pueblo delante de los intereses de las clases altas empresariales y burguesas: empíricamente digo ¡si! ¡Lo comprobé! Ahí, en la Plaza, estaba el Pueblo; joven y adulto, conciente de la histórica coyuntura, sin aparatos, sin choripanes, sin cachés de cincuenta pesos. Lamentándose y levantando el puño o los dedos en ve. Personas de toda edad y clase social, de espectros políticos variados (obviamente no encontré ninguna remera amarilla), militantes y no, familias y grupos de amigos... ¿Dónde más Pueblo?
La otra experiencia se concretizó al mirar el programa de televisión 678. No es momento de elogiarlo, pero me econtré con una tribuna rebalsando de actores, escritores, filósofos, músicos, científicos que expresaban tanto su adhesión a las políticas de gobierno de estos años como un profundo dolor por la pérdida del que consideraban un compañero. Ahí recordé que a Kirchner se lo solía tildar de dictador, tirano, déspota, autoritario. Y ahora no empírica sino deductivamente pensé: por definición un tirano es enemigo del librepensamiento, del arte, de la sensibilidad poética, del conocimiento; una gran cantidad de personas con sensibilidad artística e intelectual lo lloraba; por lo tanto, Kircher estaba lejos de ser un tirano, más bien, alentó el pensamiento profundo y el arte. Al ver todas esas personas, me di cuenta de que me gustaría estar en esa tribuna, esa gente es con la que yo quiero estar y están del lado kirchnerista. Enfrente, los compatriotas que recibieron con champagne envueltos en banderas argentinas a los censistas de Recoleta, festejando la muerte de aquel que los había enfrentado en sus intereses. Las oligarquías y los grupos económicos de siempre. Evidentemente ellos allá y nosotros acá. ¿Dividir? Sí, claro. Hay que separa la paja del trigo.

Todo esto me hizo pensar que tendría que dejarme de joder y aceptar de una vez que era kirchnerista.
Por último, a todos aquellos que, kirchneristas o no, se sientan de este lado puedo decirles dos cosas: la primera, lloremos, porque se ha muerto un hombre que nos dignificó y, en segundo lugar, alegrémonos, porque somos más fuertes ahora, pues los mitos son más poderosos que los hombres.

martes, 21 de septiembre de 2010

Libros, vinos, mates...

Encuentro pocas experiencias que me hagan el que quiero ser y a la vez me hagan entrar en comunión con otros de la misma manera. Les pido perdón porque creo que esta entrada va a ser sobre mí, quizás prescindiendo de la filosofía o no, se verá.

He hablado ya sobre la lectura, sobre la fascinación de la fantasía, de la ficción que no pretende ser realidad. La literatura es arte que debe ser buscado por sí mismo. Cuando leo me autoafirmo en lo que sé, en lo que ignoro, pero también se caen viejos prejuicios, antiguas cadenas. Leer es una de las mayores experiencias de libertad que he sentido. La imaginación, la posiblidad de crear y recrear, de volver a ser, de tener todo potencialidad, del mero pasar del tiempo. No busco otra cosa en la lectura que la lectura misma y eso que genera en mí: el regocijo, la comunión con mis miserias y mis virtudes, pero también la comunión con un otro que no se limita al autor sino que aparece cada vez que, en una conversación re-creamos un libro. Conversar sobre literatura nos hace más libres a todos. Repito, es el encuentro de libertades.

El vino es la celebración de la libertad. Cuando la alegría nos inunda, un vino tinto es más que oportuno para celebrar(nos). Siempre que haya vino, habrá vida y vida celebrada. La alegría, la fiesta, la sacralidad del momento, ese momento distinto, separado de lo cotidiano, que nos rebalsa y resignifica todos los demás momentos. El momento oportuno, donde soy más yo, pero, curiosamente, somos más nosotros aún. El vino representa la celebración de la comunidad donde me encuentro como persona.

La comunidad vivida es el mate. Los argentinos tenemos la gloriosa costumbre de compartir el mate, de hacerlo en ronda, de a dos: amantes, amigos, familia. El mate expresa mejor que nada la unión de las personas, el místico y concretísimo momento de intimidad. Definitivamente no podemos ser uno sin el otro. La profundidad del mate marca nuestras relaciones. Cuando tomo mate con alguien no sólo estamos comulgando en un rito tradicional, me estoy dando íntimamente.

Quizás les parezca un tanto forzada la reflexión pero me di cuenta que estas tres cosas muy mías me ponían en contacto con otros de manera tan profunda que no podía dejar de decir que no encuentro manera más simbólica de darme que un libro, un vino y un mate.

martes, 31 de agosto de 2010

Utopía

Hoy me preguntaron qué era una utopía. Seguramente porque escucharon que, en determinadas circunstancias, mencioné que había visto varias de mis utopías realizadas. La primera impresión que nos genera la palabra es una situación o hecho imposible de darse en la realidad, lo utópico pasa a ser lo inasequible, la entelequia más pura. Pero no.
La utopía ha tenido exponentes gigantes a lo largo de la historia de la filosofía y del pensamiento: Platón, Agustín de Hipona, Tomás Moro, Charles Fourier, Simón Bolívar. Pero de nada sirve enumerar una lista tan heterogénea como renombrada si no empezamos a delinear mínimamente esos rasgos comunes que tienen estas propuestas.
La utopía no es lo imposible, al contrario, son visiones proyectadas con fuertes lazos con la realidad que se les presenta a sus autores. La utopía es el mejor de los mundos viables, sin embargo, eso es sólo el principio. Creo que esta es la característica fundamental de las utopías: siempre son perfectibles, es decir que, mientras más nos acercamos a ellas, más parecen alejarse. No tiene ésto una visión pesimista ni negativa, puesto que establece como posibles esas proyecciones que cada autor, cada sociedad se representan.
Las utopías tienen estados intermedios, pequeñas (o enormes) conquistas que han sido utópicas alguna vez y que hoy son reales. Esto demuestra que la instisfacción por no alcanzar el todo nos haga perder la vista sobre nuestras sencillas victorias. A estos triunfos a menor escala (como podrían ser la satisfacción total alimentaria de la población o el 0% de analfabetismo) me refería cuando hablaba de utopías realizadas.
Una forma muy común de cambatir las utopías de cambio es categorizarlas como imposibles. Son los que detentan la hegemonía, el poder opresivo de hoy los que nos quieren hacer pensar que las utopías son simples fantasías ilusorias y obsoletas. Obviamente, las utopías son los sueños de cambio, de más justicia, de mejor sociedad; todo esto imposible dado el estado de la situación actual, dominado por clases opresoras cuyo afán de poder y lucro es el principal motivo de tal condena. Un pueblo sin utopías es un pueblo que no cambia, y si no cambiamos seguiremos oprimidos.
No nos podemos quedar sin utopías, sería lo mismo renunciar a la esperanza, renunciar a los sueños. No dejemos que nos quiten nuestras utopías, recordemos que lo que hoy es real, alguna vez fue utópico.
Que sean nuestras utopías las que nos orienten hacia una sociedad más incluyente, más humana. Como dice el maestro Eduardo Galeano (cuyas palabras no recuerdo exactamente, espero no traicionar su sentido): las utopías son horizontes a los que nunca se llega, pero señalan hacia dónde caminar.

lunes, 9 de agosto de 2010

La risa

Siempre me fascinó el humor, la posibilidad de reír tan enteramente humana. Prácticamente todos los temas humanos pueden tratarse desde el humor, incluso los más solemnes, los más preocupantes. La risa es un capacidad exclusivamente nuestra porque es un reflejo de la interioridad y una respuesta al mundo, dos dimensiones siempre presentes en cada acto.
La risa, tiene un poder sublimante de miedos, de tensiones, todo lo que nos atemoriza es exorcizado por el humor.
La risa más importante es aquella que surge en las cosas cotidianas, no la del chiste o la de la genialidad, sino la risa complaciente, la que parece decir "qué bueno es estar acá" o "qué bueno es estar con vos". La risa cotidiana es aquella que aporta el aire renovado para encarar el oprobio de la rutina. La risa hace de cada momento, un momento nuestro. Y si sonreímos a alguien, ¿qué comunicación más perfecta?
Como un idioma vastísimo, nos reímos de cosas tan diversas y con tan variada intensidad que parece que la experiencia humana tiene en la risa la más profunda de sus expresiones. Imagínense por un momento todas las cosas que se pueden decir con una sonrisa, hagan una lista y verán que las posibilidades tienden a ser infinitas.
Resignar la sonrisa es perder gran parte de la intensidad de nuestro existir. Considerarla como un arma poderosa para vivir más intensamente es fundamental para hacernos mejores hombres y mujeres y afrontar nuestros miedos y nuestro tedio de la manera más humana posible.

Caminando por Esquiú me preguntaste porqué me reía. Te dije que era porque estaba con vos. Es curioso que, en la puerta de tu casa, me hayas dicho que tendría que reírme más. Caminé cuatro cuadras con la misma sonrisa que me diste. Todavía la tengo.